viernes, marzo 07, 2008

ETA asesina a tiros a un ex concejal socialista de Mondragón.

Hoy se hace un poco más duro hablar de política, y hablar de todo lo que no sean las dimensiones humanas de las tragedias que nos golpean cada día. En un mundo ideal, los más de 100 civiles asesinados en los últimos días por el ejercito israelí seguirían vivos, los ocho estudiantes judíos de Jerusalén acribillados por un terrorista palestino, habrían asistido hoy a clase con todos sus compañeros, a Isaías Carrasco, no le hubieran matado vilmente esta mañana en presencia de su mujer y su hija, y estaría cenando con su familia viendo por televisión como los diferentes candidatos saludan a sus seguidores en los mitines del cierre de campaña...
Cuando una tragedia tan cercana como la de Isaías nos golpea no puedo evitar recordar el resto de injusticias que machacan al mundo ante nuestros ojos impasibles. Las masacres que han regado Sudán en los últimos años, como las de tantos otros conflictos tan africanos como olvidados, el goteo de pérdidas de vidas humanas en Irak, que ya hablan de más de 600.000 iraquíes y de más de 4.000 soldados americanos muertos en una guerra tan ilegal como injusta.
La muerte de Isaías por su cercanía me recuerda lo fácil que es destrozar una família desde el fanatismo, el fascismo y la cobardía más absolutas, y me recuerda cuantas famílias en el mundo deben estar pasando por un horror similar en este preciso instante. Tras esta reflexión no puedo dejar de preguntarme hasta que punto me convierto en cómplice cuando sólo me limito a mirar y opinar.