lunes, mayo 23, 2005

Democracia y ley de partidos

Visto el éxito que tuvo mi último post (se me está pegando la autocomplacencia de mi amigo ZP) con esa gran cantidad de comentarios de gran calidad, he decidido hacer otra reflexión más, esta es bastante más corta que la anterior y está más en el candelero, aunque tampoco me he querido meter en sus últimos avatares, espero que os guste chavalas/es.

Democracia y ley de Partidos
La democracia se entiende como el derecho que la ciudadanía asume para gobernarse a sí misma. Este derecho se entiende siempre de una manera colectiva de modo que en las democracias actuales son los individuos, enmarcados en una serie de leyes y normas comunes (el estado), los que eligen a sus representantes con el objeto de que manejen estas leyes y normas, modificándolas si es preciso, hacia una sociedad que otorgue mayor bienestar a los hombres y las mujeres que la componen.
Uno de los grandes dilemas que plantea el concepto de democracia para gobernar las sociedades es si realmente dicha democracia puede ser llevada hasta sus últimas consecuencias planteando que realmente todo lo que elijan las mayorías se ha de llevar a cabo sin ningún tipo de condición o limitación; o, dicho de otra manera, si caben en democracia la defensa de todas, absolutamente todas las ideas que salgan de los ciudadanos de nuevo sin limitaciones ni condiciones.
Hay quien dice que la democracia es precisamente eso, y que en el preciso momento en que se veta cualquier tipo de idea o planteamiento estás dinamitando la base de la democracia, y provocando y favoreciendo que los ciudadanos defensores de las ideas vetadas se sientan fuera del sistema y busquen salida a sus inquietudes fuera de la ley provocando situaciones de conflicto difícilmente solucionables.
En los últimos años con la firma del hoy ya destrozado y obsoleto pacto antiterrorista, que no conviene olvidar que fue propuesto por el PSOE y firmado por éste el PP y el gobierno, la manera de solucionar este dilema por parte de la democracia española cambió. Se pasó de la aceptación de que un partido, como Herri Batasuna primero, Euskal Herritarrok o Herritarren Zerrenda después, y finalmente Batasuna; pudiera acceder a unas elecciones a pesar de no condenar violaciones claras de los derechos humanos como las que representa el terrorismo; a una situación generada a partir de la ley de partidos, donde cualquier organización política que pudiera tener algún tipo de vinculación con la banda terrorista pasaba a ser ilegalizado de manera fulminante y consecuentemente se le prohibía acceder a cualquier tipo de comicios.
¿Cuál es la solución correcta? ¿Es realmente la ley de partidos un atajo antidemocrático en la lucha antiterrorista?¿O es un mecanismo totalmente legítimo del estado de derecho para aislar y erradicar la lacra terrorista?
Como todas las grandes preguntas, para mí, esta no tiene una solución exacta. Los que defienden la primera solución hablan de 150.000 votos ilegalizados en el país vasco que no contribuyen a la solución del conflicto, dicen que esa manera de erradicar el terrorismo puede acabar con ETA temporalmente, tal vez.; pero que la semilla del terrorismo seguirá plantada en el País Vasco, y la sensación de imposición y de maltrato del Estado Español hacia las sensibilidades vascas seguirían presentes para siempre.
Los defensores de la segunda hablan de que la nueva ley permite que los fondos públicos que antes iban a manos de los representantes políticos de ETA, y que acababan financiando a la banda, ya no contribuirán más a asesinar, secuestrar, extorsionar ni amenazar a ningún ciudadano, y que ETA, una banda que sólo quiere dinamitar la democracia de la manera más fascista que existe(matando a los que no piensan como ellos) y que no respeta ninguna de las instituciones democráticas de nuestro país, deja de tener ningún peso político y ningún poder de decisión.

La verdad es que tengo curiosidad por saber que pensáis vosotros de esto (estimada audiencia jeje). Como veis mi opinión sobre el asunto es bastante difusa…espero que me ayudéis!!!

martes, mayo 03, 2005

GUERRAS Y COBARDES

Hola chavales!!
Harto del aluvión de críticas y bromillas sobre mi falta de regularidad a la hora de actualizar mi blog, he decidido publicar una cosa que escribí el pasado 23 de Feb con motivo, no del aniversario del intento de golpe de estado, sino de una mis habituales discusiones de política con mi señor padre.
Bueno ahí os va, es más largo que un día sin pan y está un poco pasado de fecha(soy el rey de la publicidad, ahora seguro que os apetece leerlo!!!) pero si lo leeis y lo comentais me haréis un gran favor!! Si no veo ningún comentario asumiré que "mi estimada audiencia" pasa de estas cosas y no volveré a publicar nada parecido. Sí, es una amenaza!!!jajajaja...Bueno, ejem ejem, ya está bien de chistes malos, me voy a poner un poquito serio.

GUERRAS Y COBARDES

Una de las cosas a las que mi padre me enseñó de pequeño fue a odiar las guerras.
Siempre que podía aprovechaba la ocasión para contarme que las guerras tan sólo provocan destrucción y miserias. “Hijo mío”, me decía, “las guerras sacan lo peor de las personas sus instintos más bajos, la gente deja de entender la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal. En todas las guerras hay muertes injustas, y esas muertes provocan que los que sufren la pérdida se vuelvan también injustos y tan sólo busquen saciar su sed de venganza contra aquellos que pasan a considerar ‘enemigos’. Una guerra es lo peor que le puede pasar a un pueblo, provoca sufrimientos inútiles y rencores interminables” . Recuerdo también verle rememorar historias que le habían contado sobre nuestra guerra civil, recuerdo verle estremecerse con las imágenes del conflicto de los Balcanes. Me decía también que cuando uno tenía la fortuna de ser padre podía sentir como su temor por las guerras aumentaba, y como había comprendido desde que tenía hijos lo que se puede llegar sufrir en cualquier guerra inútil.

Creo que todo eso que me dijo me llegó muy adentro, y yo, como él, aprendí a odiar las armas, las guerras, y a los cobardes que las provocan.
Después de esto no hace falta que diga que todas y cada una de las guerras son injustas, ya que siempre significan la pérdida de miles de vidas inocentes.
A pesar de todo, sin duda, hay guerras más injustas que otras.

El 11 de Septiembre de 2001 el pueblo americano recibió un atentado horrible y cruel, desde ese preciso momento toda la nación quedó absolutamente conmocionada por la tragedia, y su principal objetivo desde ese momento fue evitar a toda costa que algo así pudiera volver a ocurrir y acabar como fuese con los responsables de aquella barbaridad, para ello los EUA recibieron el apoyo de toda la comunidad internacional para acabar con el régimen talibán que daba cobertura pública y notoria a la red terrorista que se había proclamado autora del atentado. Sin duda hubieron muchas víctimas inocentes, pero también sin duda es comprensible considerar esa guerra como una de aquellas guerras menos injustas. Pero ¿y la guerra de Irak? La guerra de Irak fue como ha sido DEMOSTRADO e incluso RECONOCIDO por algunos de los cobardes que la apoyaron, una guerra basada en una gran mentira. Ya nadie es capaz de sostener que en Irak hubiera armas de destrucción masiva, ni que Sadam tuviera vínculo alguno con la red terrorista Al-Qaeda. Por lo tanto esa horrible guerra, en la que cada día vemos un goteo constante de muerte y dolor, se ha quedado tan sólo en un aprovechamiento burdo y mezquino del dolor del pueblo americano y de la conmoción del resto de la comunidad internacional, para provocar más dolor y sufrimiento en otro pueblo marcado por la injusticia, el pueblo iraquí, y para provocar más dolor y sufrimiento al propio pueblo americano que ve como sus hijos, los de origen más humilde por cierto, mueren lejos de casa para defender una mentira, y para hacer a aquellos ricos, cuyos hijos jamás se vestirán de soldados, aún más ricos y poderosos.
Estoy seguro que mi padre, que también me decía que lamentablemente el dinero es lo que mueve el mundo y nuestros destinos, comprende esto perfectamente. Comprende como ese sufrimiento del que me hablaba, ese horror, esa sed de venganza que provoca la muerte bajo las bombas de un ser querido inocente sin entender el porqué, va aflorando en el pueblo iraquí y en muchos otros países hermanos que ven que ellos pueden ser los próximos. Seguro que ve perfectamente el odio que todo eso provoca, ese odio que de nuevo nos lleva a sacar lo peor de nosotros porque nos ciega completamente nuestro sentido de la bondad y la justicia.

Por todo esto la guerra de Irak es una muestra más de lo que el hombre no debe volver a repetir jamás, si podemos justificar una guerra justificada con mentiras, seguramente podremos llegar a argumentar cualquier tipo de atrocidad que unos hombres puedan hacer contra otros.
Este error, lamentablemente, contaba con el apoyo incondicional del presidente de mi gobierno. Y no sólo eso…todo esto ha provocado que haya gente en mí país, que sólo por el hecho de tener una fe ciega en la figura política de José María Aznar debido a sus cuestionables éxitos en política económica y su fama de incorruptible, haya justificado su actitud déspota e irresponsable al margen de todo aquello que le rodeaba y a lo que decía representar; y aún peor que sigan justificando después de las mentiras demostradas que vaya proclamando a los cuatro vientos que hizo lo correcto.
Por otra parte también hay quien simplifica todavía más y dice que a los EUA hay que apoyarles siempre de manera incondicional porque son los más poderosos y eso les otorga una condición privilegiada de omnisciencia. Mi padre también me enseñó que todo el mundo se equivoca, y que a veces los más ricos lo hacen más porque piensan que su dinero les hace más sabios. Pues bien mi padre tenía mucha razón porque¿Deberíamos haber apoyado a los EUA cuando entrenaron y armaron a los talibanes y a Osama Bin Laden para combatir la invasión soviética de Afganistán?
¿Tendríamos que haber secundado el apoyo incondicional de la administración americana a Sadam Husein en su guerra contra Irán? ¿Deberíamos haber respetado el silencio del gobierno americano ante el genocidio kurdo perpetrado por el dictador iraquí con las armas que la propia administración norteamericana le había proporcionado? Yo creo que no.

Madrid también fue víctima del terrorismo fundamentalista, todos vimos y lloramos unas imágenes que siempre se nos quedarán en la retina como unos momentos dolorosos y horribles, pero también como los días en los que vimos la capacidad de reacción, sin precedentes, de todo el pueblo Madrid ante una tragedia de tal magnitud, y el gran espíritu solidario que recorrió, una por una, todas las calles y plazas de nuestro país.
Tres días después el pueblo español celebraba elecciones generales.
Los datos de participación demuestran que muchas personas en otras ocasiones apáticas ante la política decidieron hacerse oír con su voto. Unos aseguran que fue por la campaña orquestada por la entonces oposición socialista para culpar al gobierno de la tragedia, y otros argumentan que la ciudadanía no pudo soportar que su gobierno les engañara una vez más y les intentara intoxicar con verdades a medias jugando con su dolor; haciendo llover sobre mojado, provocando que cayeran gotas de mentiras sobre más mentiras.
Lo que es objetivo e incuestionable es que los ciudadanos ejercitamos nuestro derecho al voto y decidimos. Y todo el que cuestione la legitimidad de un resultado así no se puede llamar demócrata ante los ojos de nadie.
Hemos llegado a escuchar que el pueblo español fue cobarde, y no en boca de cualquiera, sino que lo insinuó y lo sigue insinuando nuestro ex-presidente del gobierno con su inglés recién estrenado. Los aplausos públicos de sus compañeros de partido a tal barbaridad no pueden sorprender a nadie, hablamos de la misma militancia sumisa que no tuvo el coraje de desafiar una decisión de una irresponsabilidad tal como la de apoyar la invasión de Irak.
¿Los españoles cobardes? Un pueblo que ha sufrido durante décadas la lacra del terrorismo con una firmeza e integridad envidiables, un pueblo que ha salido y saldrá a la calle cada vez que es golpeado por un atentado, un pueblo que durante la Transición creyó en sí mismo y en sus capacidades democráticas y las expresó de manera pacífica, y que ha querido defender sus derechos democráticos durante estos más de 25 años con las únicas armas del estado de derecho y la palabra.
No, los españoles no somos ni seremos cobardes; los que sí lo son aquellos que apoyan guerras sabiendo que provocan conflictos en los que ni ellos ni sus hijos morirán, pero sí muchos otros inocentes.
Los españoles no sólo hemos demostrado no amedrentarnos ante el terrorismo, sino también que somos capaces de reconocer cuando algo que hace nuestro gobierno nos disgusta, pese a su manifiesta voluntad de engaño; y que tenemos la madurez democrática suficiente para cambiar a los que nos representan cuando en realidad no lo hacen.


[Gracias por leerlo todo!!! No te olvides de comentar eh!!! ;-)]